sábado, abril 15, 2017

Versos olvidados: «Viernes Santo» /Jorge Guillén.

En mis poesias -
«Este cáliz apártalo de mí.
Pero si es necesario… ».
Y el cáliz, de amargura necesaria,
Fue llevado a la boca, fue bebido.
La boca, todo el cuerpo,
El alma del más puro
Aceptaron el mal sin resistencia.
Y el mal era injusticia,
Dolor
-Un dolor infligido
Con burla-
Y sangre derramada.
Todo era necesario
Para asumir aquella hombría atroz.
Era el Hijo del Hombre.
Hijo con sus apuros, sus congojas
Porque el Padre está lejos o invisible,
Y le deja ser hombre, criatura
De aflicción y de gozo,
De viernes y de sábado
Sobre cuestas y cuestas.
¿Por qué le abandonaste si es tu Hijo?
Y los cielos se nublan,
La tierra se conmueve,
Hay fragor indignado:
Todo ve la injusticia. ¿Necesaria?
También sufren los justos que condenan
El mal
Y rechazan su ayuda.
Pero el Hijo del Hombre sí la quiere.
Él es
Quien debe allí, sobre la cuesta humana,
Cargar con todo el peso de su hombría,
Entre los malos, colaboradores,
Frente a los justos que al horror se niegan.
Culminación de crisis,
A plenitud alzada.
Esta vida suprema exige muerte.
Ha de morir el Hijo.
Tiene que ser el hombre más humano.
También
Los minutos serenos transcurrieron.
Hubo días hermosos con parábolas.

Es viernes hoy con sangre:
Sangre que a la verdad ya desemboca.
Y entonces…
Gemido clamoroso de final.
Un centurión ya entiende.
Lloran las tres Marías. Hombre sacro.
La Cruz. Autor: Jorge Guillén Extraído de:  «Dios en la poesía actual» Biblioteca de Autores Cristianos . Madrid, 1976,ed. Ernestina (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1976, ed. Ernestina de Champourcin).Copyright ©. 
Jorge Guillén (Valladolid, 1893 - Málaga, 1984) Poeta español. Perteneciente a la Generación del 27, su lírica ofrece una visión positiva del mundo y es paradigma de la denominada «poesía pura» En 1917 sucedió a Pedro Salinas como lector de español en la Sorbona, puesto en el que permaneció hasta 1923. Posteriormente fue catedrático de literatura en las universidades de Murcia y Sevilla, y entre 1929 y 1931 ejerció como lector en Oxford. En su poesía desaparece totalmente la ornamentación modernista para quedar únicamente la palabra depurada y ceñida al contenido con la máxima precisión. Esta búsqueda del rigor verbal hizo que tardase varios años en escribir su primer libro, Cántico, cuya primera edición, de 1928, fue ampliada sucesivamente hasta 1950.
El subtítulo de esta obra, Fe de vida, ofrece una idea exacta de su concepción poética, caracterizada por la actitud apasionada ante el maravilloso espectáculo de la existencia. El entusiasmo de Guillén se expresa de una manera estructurada y clasicista, rigurosa en la expresión intelectual, lo que ha llevado a relacionarlo con Paul Valéry a pesar de que su radical optimismo contrasta con el enfoque negativo del autor francés. La armonía del universo y la afirmación vital del hombre que lo contempla y celebra hasta en sus aspectos más vulgares es el principio esencial del poeta, que se muestra ajeno a toda imperfección. A pesar de que el autor no renuncia a su emocionada postura inicial, la nostalgia del pasado, el paso del tiempo y la reflexión sobre la vejez contribuyen a que su voz se tiña de melancolía.

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